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Participar en un programa de gestación subrogada requiere un conocimiento detallado: comprender cómo funciona el proceso, los posibles problemas que puede enfrentar una madre subrogada, los riesgos asociados y muchos otros aspectos importantes.

A pesar de la larga historia de la gestación subrogada (el primer caso documentado data de 1985), aún persisten numerosos mitos que distorsionan la realidad del proceso.

En un programa reproductivo con la participación de una madre subrogada, existen dos partes principales interesadas: los padres de intención y la madre subrogada.

La razón principal detrás de la maternidad subrogada radica en el deseo natural de las personas de ser padres, incluso cuando las circunstancias biológicas no les permite cumplir este deseo por sí mismos.

La decisión de contratar a la madre subrogada en un programa reproductivo requiere estar al día con la información y realizar un análisis amplio de múltiples factores.

La gestación subrogada está permitida en Portugal desde 2016. El principal aspecto que complica y retrasa el proceso de gestación subrogada en Portugal es la regularidad del examen de las solicitudes por el Consejo Nacional de Asistencia Médica a la Maternidad. 

La tasa de éxito de la FIV es uno de los muchos factores importantes que una mujer tiene en cuenta a la hora de elegir una clínica de reproducción para la inseminación artificial.

Una vez embarazadas y madres, las mujeres respiran aliviadas, creyendo que el problema de la infertilidad ya no las amenaza y podrán tener tantos hijos como quieran.

La preocupación por una posible interrupción del embarazo persigue a las mujeres durante todo el período de gestación.

La gestación subrogada está prohibida en muchos países, incluida Francia. Sin embargo, ciertos países como Bélgica, Ucrania o Canadá permiten esta práctica bajo ciertas condiciones. Este artículo explora destinos legales para quienes buscan ampliar su familia mediante la subrogación.